Mi amigo Don Loughman, que falleció en Long Itchington, Warwickshire, a los 92 años, y su esposa Jill, fueron mis vecinos durante más de 30 años, cuando vivíamos en departamentos encima del antiguo Teatro Westminster. Fue director de producción del teatro desde 1961 y director teatral desde 1967, convirtiéndose en miembro de la Society of West End Theatres / Sociedad de Teatros del West End. Desde 1987 fue miembro del Consejo de Westminster Productions Ltd. Era secretario de la Westminster Memorial Trust, propietaria del teatro por ser el principal centro de teatro cristiano de Londres.
Don Loughman se encargó de la logística de una gira teatral por el subcontinente indio con 200 personas a principios de los años cincuenta. Nuestras hijas crecieron juntas, viendo la pantomima infantil Give a Dog a Bone / Dale un hueso a un perro, que se representó durante once temporadas navideñas, las historias de Narnia de C. S. Lewis y Joseph y el asombroso Dreamcoat de Technicolor.
Don se había alistado en la Royal Signals sirviendo en el ejército indio durante la Segunda Guerra Mundial, época en la que conoció el movimiento Rearme Moral (RM). Los soldados donaron sus gratificaciones de posguerra para la compra del Teatro Westminster como monumento a los miembros del RM que habían muerto en la guerra.
En 1952, el fundador del RM, Frank Buchman, fue invitado a llevar un grupo itinerante al subcontinente indio. Buchman llevó a 200 personas que presentaron cuatro obras de teatro. Don y otras dos personas se encargaron de la logística, empezando en Sri Lanka y viajando a nueve ciudades indias por ferrocarril, así como a Cachemira y Pakistán. Viajaron en un tren especial hasta Delhi, parando en Agra para ver el Taj Mahal. Don, encargado del alojamiento, planeó distribuir los detalles de su estancia en Delhi en sus vagones, que le habían asegurado que tenían pasillos, pero descubrió que no era así. Cogió un coche y corrió en tren hasta Delhi: una experiencia espeluznante en las carreteras indias y frustrada en el último paso a nivel cuando el tren pasó disparado. Llegó más tarde y encontró a 200 personas sentadas pacientemente sobre sus maletas. Nunca hubo nadie que afrontara mejor una crisis.
Don se convirtió en actor e interpretó el papel de Sam Trumper en la obra de Peter Howard El hombre de la llave, que recorrió Sudáfrica, Rodesia, Kenia y Uganda de 1954 a 1956.
Don y Jill fueron un gran apoyo para mí cuando mi mujer Ann murió de cáncer. Jill murió dos años más tarde, dejándonos a Don y a mí con una tristeza compartida y gratitud por nuestras esposas, un vínculo que nos ha mantenido unidos desde entonces.
Esta necrológica se publicó por primera vez en The Guardian el 4 de enero de 2013.
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