Pasar al contenido principal

Una sociedad de encuentro espiritual

El filósofo ruso Grigory Pomerants experimentó en Caux «una asociación sin burocracia, unida sólo por un estilo de vida».

Cuando llegué por primera vez a Caux en 2012, rápidamente me di cuenta de que no era una conferencia normal. El espíritu de apertura desarmante era algo que sentías inmediatamente al cruzar el umbral de Mountain House - nombre del palacio de Caux- incluso sin darte cuenta.

Fue uno de los últimos años en los que cocinar y servir las comidas en el comedor se confió a los participantes. Trabajar en la cocina con un grupo de personas de distintos orígenes hacía que tu implicación fuera total. Como si estuvieras construyendo algo muy importante para el mundo entero, junto con africanos, australianos, europeos, neozelandeses...

Estaba escribiendo estas líneas y entonces algo en ellas me resonó. Empecé a rebuscar en Por un Mundo Nuevo y ahí estaba, el ensayo de Grigory Pomerants, un filósofo ruso que fue uno de los primeros de nuestro país en conocer Caux.

Esto es lo que dijo, en la década de 1990: «...el espíritu que reinaba en Mountain House era cautivador. ... Buchman, de hecho, había logrado crear algo que requería nuevas palabras para describirlo. Era un movimiento sin ... reglas escritas, una asociación sin burocracia, vinculada únicamente por un estilo de vida que llama la atención en las conferencias, cuando varios cientos de personas se reúnen en Caux y se convierten en ... una comunidad bien organizada de varias "familias" amigas, unidas no por un credo sino por el lenguaje del compañerismo. Al cabo de ocho o diez días se marcha un turno y llega otro -blancos, negros y de color, cristianos, musulmanes, budistas- y de nuevo están aprendiendo unos de otros y aprendiendo el trabajo práctico en equipo, ya sea limpiando verduras o produciendo obras de teatro».

Él mismo tenía ese espíritu, el de la apertura y el compañerismo. Uno se preguntaría de dónde podía sacar un hombre cuya vida entera transcurrió en la Unión Soviética, aislado del resto del mundo, ideas y espíritu tan parecidos a los del Rearme Moral (RM o MRA por sus siglas en inglés).

Grigory Pomerants descubrió elementos de su futura filosofía aprendiendo a superar el miedo en los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial (luchó durante 4 años en el frente). Amplió los fundamentos teóricos de su visión trabajando como administrativo en una editorial y leyendo montones de libros sobre la cultura mundial en la Biblioteca Fundamental del Instituto de Información Científica para las Ciencias Sociales de la Academia Soviética de Ciencias. Aprendió las lecciones de la dignidad humana cumpliendo su condena como preso político en los campos de Stalin. Y se empapó del espíritu de compañerismo y apertura de la comunidad de disidentes soviéticos. A menudo anduvo a tientas en la oscuridad -y en completa soledad-, pero se guió firmemente por lo que él llamaba su propia profundidad.

Pomerants ganó popularidad entre la intelectualidad rusa después de aventurarse a pronunciar un discurso público contra el totalitarismo y, en concreto, contra el estalinismo. Fue en 1965. Hacía tiempo que Nikita Jruschov había denunciado a Stalin como dictador. Pero el propio Jruschov había sido depuesto en 1964, y su sucesor Leonid Brézhnev estaba dando pasos hacia la rehabilitación de José Stalin.

La sombra del neo-estalinismo se espesaba. En aquel periodo, un Pomerants de casi 50 años trabajaba en la Biblioteca Fundamental como investigador junior. Nunca llegaría más allá de este modesto puesto, ya que la KGB le impediría defender su tesis doctoral.

Fue una época extraña: el deshielo bajo Jruschov dio lugar a los primeros intentos de crear grupos de oposición y organizar la resistencia intelectual y cultural a la ideología comunista, pero al mismo tiempo, con la creciente autoconciencia de la intelectualidad de pensamiento democrático, también creció la presión de la KGB y su represión. El Instituto de Filosofía donde Grigory Pomerants lanzó su informe bomba estaba dominado, por un lado, por un destacado académico, Yuri Levada (famoso sociólogo ruso y fundador del Centro Levada en la Rusia postsoviética ) y, por otro, infiltrado por agentes de la KGB.

El golpe que asestó Pomerants no iba dirigido contra Stalin como tal, sino contra la represión de la libertad y la voluntad individuales por parte del Estado, de cualquier Estado. Su pasaje sobre el emperador chino Qin Shi Huang terminaba con una frase que impresionó a muchos: «Ese estado perfecto [el Imperio Qin] sólo tenía un punto negativo: no se podía vivir en él».

Ese memorable discurso contenía en pocas palabras la mayoría de sus futuros conceptos filosóficos: la dimensión moral en la política, el diálogo de culturas y religiones, y la voz de lo más profundo como fuente de la ética.

La carrera formal de Pomerants se vio obstaculizada para siempre. Pero, milagrosamente, no tuvo otras consecuencias graves: la intelectualidad científica soviética le protegió de los ataques de la KGB y la policía secreta se rindió. Además, Pomerant se convirtió en un participante cada vez más importante en el emergente movimiento democrático y de derechos humanos.

Lecturas públicas cerca del monumento a Mayakovsky en Moscú, las primeras revistas autoeditadas de literatura y noticias alternativas, "Las crónicas de la actualidad": todas esas actividades fueron el resultado del fortalecimiento de una comunidad de personas que se autodenominaban defensores soviéticos de los derechos humanos. Tratando de formular la esencia de su audaz movimiento, puedo repetir la cita de Pomerants compartida anteriormente: «crearon algo que requería nuevas palabras para describirlo. <...> Era un movimiento sin ... reglas escritas, una asociación sin burocracia, ... unidos no por un credo sino por el lenguaje del compañerismo». Corriendo el riesgo diario de ser detenidos, aquellos disidentes soviéticos creían firmemente en la franqueza, la pureza de motivos y la confianza mutua. Tenían opiniones diferentes, algunos eran cristianos, otros agnósticos, ateos, comunistas, pero en lo que todos se apoyaban era en el valor de toda vida humana y el respeto a la libertad individual. Se apoyaban mutuamente no en su fe o raíces comunes, sino en la creencia común en la honestidad absoluta. Su principal objetivo era cambiar la atmósfera moral, más que la ideología o las instituciones. Como lo formuló Pomerants «El mal comienza con la furia en el rostro de un ángel, que entró en combate por una buena causa».

Ni el propio Grigory Pomerants, ni sus amigos Alec Ginsburg, Petr Grigorenko, Tatyana Velikanova, etc. tenían ambiciones políticas. Sin embargo, algo intangible y casi inasible, pero por lo que valía la pena dar la libertad, cambió finalmente el clima del país. Y el país cambió, brevemente, como sabemos hoy, pero sin lugar a dudas.

Grigory Pomerants entró en contacto con el Rearme Moral -RM- a través de Leif Hovelsen, un hombre que había servido en la resistencia noruega durante la guerra, pero que más tarde intentó tender puentes con Alemania: Hovelsen conocía a muchos de los disidentes soviéticos. Cuando ambos se conocieron, percibieron inmediatamente un espíritu común entre ellos. Independientemente, un pensador disidente ruso y un luchador noruego por la libertad descubrieron en sí mismos algo parecido a lo que Gabriel Marcel llamaba «presencia activa»: «‘presencia' que es un don, una luz, que actúa casi sin que la persona dotada de ella sea consciente de ello».

Como escribió Pomerants sobre Caux, «...he cortado zanahorias con un hindú, recordando pasajes de los Upanishads, y he almorzado con un sacerdote de Zaire, comparando los problemas de su país con los de Rusia. Yo diría que toda esta sociedad abigarrada y multilingüe podría llamarse sociedad del encuentro espiritual. Y este encuentro espiritual comienza con las cosas más cotidianas...». Por ejemplo, cuando no tienes miedo de soltar un chiste en presencia de gente desconocida, o de salpicar el té de alguien en la terraza, y cuando sonríes no porque te lo exija la etiqueta, sino porque estás lleno de sincera alegría al ver cientos de caras amigas de todo el mundo.

Elena Shvarts, Moscú

We welcome your comments on this blog. To participate in the discussion please visit our Facebook page via the link below.
Blog language

English

Idioma del Artículo

English