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Las dos caras de la moneda

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¿Acaso lo ‘ordinario’ y lo ‘poco atractivo’ no forman parte también de la Gran Misión?

Ayer terminé de traducir al portugués un libro que recomiendo a todos los que conozco: Peter Howard - Vida y Cartas. En el sitio web de Por un Mundo Nuevo se puede encontrar este libro en su versión original en inglés, y también traducciones al francés, alemán, español y mi traducción al portugués.

Fue el tipo de libro que me hizo llorar, reflexionar y preguntarme sobre mi entrega y compromiso diario con Dios; simplemente me fue difícil querer terminarlo y seguramente tendré que volver a leerlo para seguir ‘sacándole el jugo’ a todo lo que pueda desafiarme en la vida que decidí llevar.

El libro se compone -en su mayoría- de cartas escritas por Peter Howard a su esposa Doë mientras viajaba en misiones del Rearme Moral - que era casi siempre. Incluso desde la distancia, se puede ver lo dedicado que era Howard a su relación matrimonial. Escribía casi a diario a su amada Doë, compartiendo sus alegrías, visiones, tristezas, frustraciones y aspectos de su espiritualidad en desarrollo. Transmitía impresiones de las experiencias que recogía de la vida de las personas que conocía y de los países que visitaba, con sus peculiares culturas. También compartió situaciones desafiantes que exigieron algún cambio en él, así como la nostalgia que sentía por la vida familiar (con ella y sus hijos) y por su casa de campo que ellos mismos habían reconstruido.

                         Carátula del libro original en inglés

Pero lo que quiero destacar aquí es una de las preguntas que me acompañaron a lo largo de la lectura del libro: ¿Cómo habrían sido las respuestas de Doë a estas cartas? ¿De qué hablaba, qué le contaba, cómo vivía su día a día como responsable de la granja, de sus hijos, de la vida escolar, de la limpieza, de la comida, de la relación con los fieles empleados que trabajaban en la tierra y cuidaban de los animales?

Todas estas cosas que parecen tan ordinarias y ‘poco atractivas’ ¿no forman también parte de la GRAN MISIÓN? Estar presente cuando a tu hijo se le cae el primer diente, cuando escribe sus primeras palabras, cuando no se porta muy bien y tienes que sentarte a mantener una conversación ‘seria’, y cuando hablas de los acontecimientos más importantes, divertidos e interesantes que vivimos cada día...

¿Será que las cartas de Doë contaban esta otra cara de la moneda? Posiblemente sí, porque ésta era su vida cotidiana... y mientras Peter trataba de inspirar a hombres y mujeres de todo el mundo para que buscaran la dirección de Dios, Doë hacía lo mismo con sus hijos, tratando de ayudarles a ser buenos ciudadanos para este mundo. ¡Qué tarea para ambos!

Lo curioso es que, durante mis reflexiones sobre el libro, mientras lo traducía, mi marido Ismar Villavicencio estuvo viajando por diferentes países de Centroamérica durante unas semanas, contactando con amigos e impartiendo algunos cursos sobre liderazgo ético.

Algunos de mis amigos cercanos me dijeron en ese momento: "Creo que también deberías viajar con tu marido", "te pierdes lo bueno de la misión". Y en el fondo yo no sentía que estuviera perdiendo la ‘parte buena’. Si soy consciente ante Dios de que estoy donde debo estar, ¿no será ésta la parte buena para mí?

Cuando uno de los dos tiene que estar fuera cuidando de un determinado frente, ¿no debería el otro ocuparse del frente doméstico, que es igual de importante?

Nunca he sentido que unas ‘misiones’ sean más importantes que otras, nunca las llamo grandes o pequeñas, son simplemente MISIONES y, si es Dios quien inspira cada una de ellas, entonces las abrazo como parte del proceso hacia donde Él quiere llevarme.

Por eso, valoro tanto las dos caras de la moneda porque las dos son del mismo tamaño, las dos hacen la moneda. Y valoro el hecho de que abracemos nuestra misión como lo más importante del mundo, sea lo que sea, no importa si los demás se dan cuenta o no, no importa si es la más ruidosa o si es una misión silenciosa.

Lo más importante, según mi experiencia, es que, sea cual sea la misión, sea la adecuada para mí y que intente vivirla lo más fielmente posible... ¡¡¡no estará exenta de errores (habrá muchos), pero estará llena de buenos aprendizajes que valen el REGALO DE LA VIDA!!!

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